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En el Camino de Santiago Francés, después de pasar el Cebreiro y Liñares nos encontramos con el alto de San Roque. Lo que vemos a nuestra izquierda son las sierras de Caurel y Oribio. En medio de ellas se encuentra el valle de Loúzara, uno de los territorios más salvajes de Galicia porque en el se encuentran una gran cantidad de zonas casi inaccesibles por su pendiente y espesa vegetación. En este valle encontraremos una gran cantidad de bosques con castaños y robles centenarios, en todos ellos arrollos, fuentes, cascadas y todo tipo de cursos de aguas puras y cristalinas que fluyen hacia el río Loúzara. Estos bosques se funden con la vegetación de alta montaña formada por una gran variedad de brezos, retamas, tojos, carpazas, carrochas, orégano y un sinfín de plantas inexistentes en otras zonas de Galicia y España.

Visitar este valle en cualquier estación del año es una experiencia única por la espectacularidad de sus montañas formando mantos de colores representados por las floraciones de las distintas plantas. En primavera y verano los distintos colores de las hojas de los árboles y de la gran cantidad de arbustos existentes junto con la floración otoñal de algunas plantas, el verde de los campos y un sinfín de imágenes únicas que permanecerán siempre en la retina de quien lo visita.

En toda esta zona nos encontraremos con pueblos centenarios, por donde no pueden circular los coches, calles donde las casas casi se tocan unas a otras, restauradas como eran en su construcción, pasear por pueblos como Parada, Cortes, Seceda, etc. Es como volver a retroceder más de 200 años en la historia. El encanto de estas construcciones junto con la naturaleza que las rodea hacen de esta zona algo verdaderamente espectacular que no se puede explicar con palabras. Desde Terras de Samos os recomendamos especialmente que visitéis las sierras de Caurel-Oribio y el Valle de Loúzara, seguro que os va a impresionar.